Entendemos que existe una crisis energética cuando se produce un desajuste entre la oferta y la demanda de energía. En los casos en los que la demanda supera a la oferta, la situación se salda con un fuerte aumento de los precios de las distintas energías, lo que afecta negativamente a los países importadores (compradores de energía), España en particular.
Desde la perspectiva de los países exportadores (vendedores de energía), por ejemplo Iraq o Argelia (en general los pertenecientes a la OPEP), la crisis se desencadena cuando hay exceso de oferta y caen los precios, si bien esta tesitura es ya bastante menos frecuente que la anterior.
Una subida de la demanda que no vaya acompañada de un incremento de la producción resultará en un desequilibrio que a la postre se ajustará a través de los precios, lo que a su vez motivará una nueva oleada de inversiones en busca de nuevos yacimientos, nuevas fuentes de energía y nuevas técnicas de explotación, tendentes a recobrar el equilibrio entre la oferta y la demanda.
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