1ª ley: Ni el crecimiento demográfico ni el incremento del consumo de recursos son sostenibles
Cualquier plan de desarrollo que no contemple entre sus objetivos el conseguir un crecimiento demográfico nulo acabará derivando en la insostenibilidad. Es más, toda lucha por la protección del medio ambiente es irrelevante a la postre si no se maneja el concepto de capacidad de carga y no se controlan los impactos de la población sobre el entorno.
Defender el crecimiento de la población equivale a respaldar la insostenibilidad, y aquéllos que sostienen que la sostenibilidad se puede alcanzar sin detener el crecimiento demográfico están engañándose a sí mismos y a los demás.
2ª ley: Cuanto mayor sea la población y/o el consumo de recursos, más difícil será trasformar esa sociedad en sostenible
Una población crece a un ritmo tanto mayor cuanto mayor sea la población misma, de modo que a mayor población, mayores serán los índices de crecimiento que será necesario amortiguar.
3ª ley: Una población determinada responde a un cambio en los índices de natalidad en el plazo de una vida humana (unos 70 años)
Si logramos cambiar ahora los índices de natalidad, veremos resultados a finales del siglo XXI.
El horizonte temporal de los líderes políticos está comprendido entre los 4 y los 12 años, aproximadamente.
Es muy difícil convencer a los líderes políticos para que actúen cambiando el curso de las cosas, cuando los resultados de tales actuaciones no se harán visibles en el transcurso de las vidas de dichos políticos.
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