26/4/11

Islas verdes como reservorios energéticos



Las energías renovables, en particular la solar y la eólica, están llamadas a desempeñar un papel crucial en el objetivo de asegurar el abastecimiento energético y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. No obstante, existen dos trabas importantes que dificultan este escenario: por una parte, la energía solar y la eólica no están disponibles en todo momento, sino que sólo se manifiestan cuando luce el sol y hace viento; por otra parte, la energía en general no se puede almacenar, o al menos no en grandes cantidades, ni durante largos plazos de tiempo, ni en condiciones técnico-económicas demasiado favorables.

Por ello, la implantación y consolidación de un sistema energético basado en renovables pasa necesariamente por el desarrollo de tecnologías que permitan el almacenamiento de la energía y, en particular, del excedente de solar y eólica que no se consuma en el momento de la generación por falta de demanda puntual.

En respuesta a esta problemática, se gesta en Dinamarca la idea de unas islas artificiales como reserva energética. En esencia, cada isla encerraría un gran depósito y en ella la energía se acumularía en forma de energía potencial a través del almacenamiento en altura de la propia agua de mar.

El principio de funcionamiento que subyace no es novedoso, de hecho es el mismo por el que se rigen las centrales hidroeléctricas y las estaciones de bombeo, aunque existiendo en este caso un aporte de energía solar y eólica:

  • Una serie de placas fotovoltaicas y aerogeneradores distribuidos por la isla generan electricidad que, en momentos de baja demanda (por ejemplo de noche), se emplea en bombear agua de mar hacia unos grandes depósitos también situados en la isla. A medida que sube el nivel del agua en estos depósitos, aumenta la energía potencial disponible. Mientras se mantenga el nivel, se conserva la energía indefinidamente.

  • En momentos de alta demanda, a la electricidad producida por las placas fotovoltaicas y por los aerogeneradores se suma la electricidad generada al liberar el agua de los depósitos, haciéndola pasar por una turbina (que a su vez estará acoplada a un generador, justo como en las centrales hidroeléctricas). En este caso la disminución del nivel del agua en los depósitos se corresponde con una liberación de la energía previamente almacenada.
Estas islas podrían tener un tamaño comprendido entre 200 y 6.000 campos de fútbol, y podrían generar y almacenar la energía que consumen 235.000 viviendas en un día. Según apuntan sus responsables, lo mejor del proyecto es que está basado en tecnología conocida y por tanto la idea se puede materializar ya.